La
publicidad es algo que impregna nuestras vidas, algo de lo que parece imposible
escapar. Estamos expuestos a ella las 24 horas del día, de tal forma, que
incluso puede influir en nuestros sueños. Día a día nos llegan cantidades
extremas de publicidad de manera casi imperceptible y llega a formar parte de
nuestras conversaciones del día a día.
Las empresas buscan que las recordemos, o más bien, que recordemos su producto. Cuando hablamos de anuncios que se quedan grabados siempre me vienen a la mente los anuncios publicitarios de Mixta; son anuncios que marcan y hacen reír. Sin embargo, detrás de toda esa máscara divertida se esconde un objetivo, una estrategia de marketing. Pero, no solo marcan aquellos anuncios publicitarios divertidos, también consiguen ser recordados aquellos que incluso pueden resultar desagradables; recuerdo uno de Play Station que tuve el placer de ver en una de las clases de la profesora Marta Pacheco.
Por otro lado, no me gustaría abordar el tema de la publicidad sin intentar hablar de la contrapublicidad. No soy ninguna experta en este tema, por lo que hablaré todo y cuanto me permitan mis conocimientos, fundamentados sobre todo con ejemplos vistos en clase, como la contrapublicidad de los anuncios de Repsol “Inventemos el futuro” o Endesa “Para los hijos de tus hijos”.
A mi parecer, la contrapublicidad tiene un gran papel en la actualidad. Generalmente, las empresas únicamente se mueven en beneficio propio, por lo tanto, estarán dispuestas a llevar a cabo aquello que resulte necesario para no parar de enriquecerse. Llegan a tal extremo que no se plantean el dilema de si lo que hacen es perjudicial para la sociedad o para el propio entorno. Un ejemplo que creo que podría venir bien es Red Bull, que pese a ser una bebida no tan saludable como ellos plantean al relacionarla con el mundo del deporte y de la salud. Otro ejemplo sería el de la publicidad de aquellas empresas que contaminan pero que paralelamente promueven el reciclaje.
Desde mi punto de vista, la contrapublicidad tiene un papel importante ya que podría ayudarnos a conocer aquello que las empresas intentan ocultarnos sobre sus formas de actuar. Debemos tener oportunidad de valorar si esa publicidad compensa los prejuicios que las empresas causan a nuestro entorno.
No quisiera alargarme mucho más con este tema. Tiene infinidad de aspectos que abordar y no quisiera desviarmer del tema principal, lo que más me interesaba tratar hoy. Así que dejaré unos enlaces de contrapublicidad que me parecen bastante interesantes.
Las empresas buscan que las recordemos, o más bien, que recordemos su producto. Cuando hablamos de anuncios que se quedan grabados siempre me vienen a la mente los anuncios publicitarios de Mixta; son anuncios que marcan y hacen reír. Sin embargo, detrás de toda esa máscara divertida se esconde un objetivo, una estrategia de marketing. Pero, no solo marcan aquellos anuncios publicitarios divertidos, también consiguen ser recordados aquellos que incluso pueden resultar desagradables; recuerdo uno de Play Station que tuve el placer de ver en una de las clases de la profesora Marta Pacheco.
Por otro lado, no me gustaría abordar el tema de la publicidad sin intentar hablar de la contrapublicidad. No soy ninguna experta en este tema, por lo que hablaré todo y cuanto me permitan mis conocimientos, fundamentados sobre todo con ejemplos vistos en clase, como la contrapublicidad de los anuncios de Repsol “Inventemos el futuro” o Endesa “Para los hijos de tus hijos”.
A mi parecer, la contrapublicidad tiene un gran papel en la actualidad. Generalmente, las empresas únicamente se mueven en beneficio propio, por lo tanto, estarán dispuestas a llevar a cabo aquello que resulte necesario para no parar de enriquecerse. Llegan a tal extremo que no se plantean el dilema de si lo que hacen es perjudicial para la sociedad o para el propio entorno. Un ejemplo que creo que podría venir bien es Red Bull, que pese a ser una bebida no tan saludable como ellos plantean al relacionarla con el mundo del deporte y de la salud. Otro ejemplo sería el de la publicidad de aquellas empresas que contaminan pero que paralelamente promueven el reciclaje.
Desde mi punto de vista, la contrapublicidad tiene un papel importante ya que podría ayudarnos a conocer aquello que las empresas intentan ocultarnos sobre sus formas de actuar. Debemos tener oportunidad de valorar si esa publicidad compensa los prejuicios que las empresas causan a nuestro entorno.
No quisiera alargarme mucho más con este tema. Tiene infinidad de aspectos que abordar y no quisiera desviarmer del tema principal, lo que más me interesaba tratar hoy. Así que dejaré unos enlaces de contrapublicidad que me parecen bastante interesantes.
Esta entrada es una corrección de otra que creé con anterioridad y cuyo esfuerzo es de agradecer a Agustín García Matilla. En lugar de eliminar la anterior y simplemente sustituirla por esta, he decidido añadirla para así poder ver una posible evolución. Los enlaces permanecen en la entrada principal.
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