Día a día
podemos observar como la sociedad actual en la que vivimos impone una serie de
normas. Poco a poco nos van dictando todo aquello que “está bien”, lo que
debemos hacer, ver o escuchar. Hemos llegado a tal extremo, que nos encontramos
con una carencia de libertad.
Hoy en
día, una adolescente mientras habla con sus propios amigos se ve coaccionada a
mentir y a ocultar sus verdaderos gustos e intereses. Pongamos un ejemplo, si a
esta chica le gustase determinado cantante o grupo musical que estuviese asociado
en la actualidad con lo “friki” (como podría ser Hannah Montana o Justin Bieber,
aunque todo depende de la edad y el entorno), esta adolescente se ve casi
obligada a ocultarlo y a mentir sobre ella misma y, diría que le gusta
cualquier otro cantante más popular entre su círculo de amigos.
Todo esto
se puede relacionar con todo aquello que nos rodea, no solo con la música. El
contenido al que nos exponemos cuando vemos la televisión, la ropa con la que
vestimos, la forma en la que hablemos o incluso el teléfono móvil que llevemos,
condiciona la manera en que los demás nos miraran o sobre lo que se pensara de
nosotros. Y al fin y al cabo, las primeras impresiones cuentan, y mucho. Las
personas nos esforzamos día a día por encajar en una sociedad cada vez más
selecta y opresiva.
Con todo
ello, renunciamos a ser nosotros, renunciamos a nuestra libertad. Cuando
tenemos que fingir quienes somos, incluso ante las personas en las que
supuestamente confiamos, estamos abandonando la posibilidad de tener una
personalidad definida, de ser individuos y de formar y definir la cultura y la
sociedad en la que vivimos. La individualidad, las personalidades dispares, los
puntos de vista diferentes, todos aquellos rasgos que nos hacen ser distintos,
que nos hacen ser únicos, son los que definen nuestras vidas, nuestros
momentos, la época en la que vivimos. Serán la historia del mañana. Confiar en
un mismo, defender los propios ideales y principios es algo que debería primar,
algo que por desgracia se ha olvidado y cae rendido y a los pies de la
comodidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario